El propósito que tiene la contraseña es el de poder limitar el acceso a la información, es decir que con ella protegemos que nuestra información privada no se vuelva pública. Tener una contraseña muy simple, como “abc123” o “123456”, apenas aporta seguridad, prácticamente es como cerrar una puerta, pero sin echar el cerrojo o utilizar un candado sencillo para una caja fuerte.
Según el Centro de Ciberseguridad Nacional (NCSC, por sus siglas en inglés) estas son las 10 contraseñas más inseguras y usadas en el mundo: